Un artículo de Ángel Longás, Jesús Caravaca y Manuel Adame, socios del banco

El pasado junio un grupo de nueve personas socias de distintas regiones de España emprendimos un viaje organizado por el banco a Nápoles. El objetivo era visitar proyectos financiados por la entidad y entender el impacto de nuestro apoyo. Este viaje nos permitió conocer cooperativas con estructuras democráticas sin ánimo de lucro que ofrecen esperanza y un entorno positivo en los barrios marginales marcados por la Camorra, la organización criminal mafiosa de la región de la Campania.

El lunes, Luigi Saccenti, presidente de Viaggi e Miraggi, una cooperativa de viajes con enfoque social, nos dio la bienvenida. Por la tarde, nos reunimos con el Grupo territorial de personas socias de Nápoles, donde compartimos nuestras experiencias y agradecimos su cálida acogida.

El martes, visitamos Casal di Principe (Caserta), un pueblo que fue el epicentro de la camorra. Allí conocimos diversas cooperativas, incluyendo la bodega Vite Matte y el restaurante Nuova Cucina Organizzata, que promueven la inserción y autonomía de personas con problemas de salud mental. Estos proyectos operan en edificios confiscados a la camorra y han resistido muchas presiones y amenazas. Nos contaron cómo enfrentan la persistente influencia de la camorra, que ahora opera más como empresas de lavado de dinero. Por la tarde, visitamos un centro de memoria dedicado al sacerdote D. Peppe Diana, quien desafió a la camorra y cuyo asesinato marcó un punto de inflexión en la lucha contra las prácticas mafiosas. Posteriormente, nos reunimos con un periodista amigo suyo, un grupo de scouts de Calabria y el capitán de los carabineros de la zona.

El miércoles, exploramos San Giovanni, un barrio en la periferia este de Nápoles, donde conocimos el increíble trabajo de Carmela en el proyecto Figli in Famiglia. Gracias a un préstamo de Banca Etica, compró unas naves que terminará de pagar en tres años. En este “oasis”, 40 voluntarios de la asociación apoyan a 150 menores en diversas actividades: campamentos urbanos en verano y actividades extraescolares durante el curso escolar. Inicialmente enfrentaron conflictos con la camorra, pero ahora, los padres de los menores encarcelados protegen a la asociación, que también ofrece un gimnasio y un restaurante para eventos comunitarios. Jesús Caravaca, de Murcia, entretuvo a los niños con sus trucos de magia.

Esa tarde, visitamos Barra y su Comunidad Energética Solidaria, un centro social que ofrece actividades formativas y de ocio. Además, cuenta con una instalación de placas solares cuyo beneficio se reparte equitativamente entre los vecinos. Esta iniciativa cumple una doble función: social y energética.

Durante el viaje, conocimos a personas y proyectos verdaderamente inspiradores que, con su pasión y esfuerzo, hacen florecer la vida en entornos desfavorecidos. Fue un privilegio convivir con Luigi, Pasquale, Beppe, Anna, Carmela, Laura, Paola, entre otros.

No podía faltar la visita a Pompeya y a la Villa Poppea, una casa de verano en gran parte desenterrada. También paseamos por varios lugares declarados Patrimonio de la Humanidad, como el centro histórico de Nápoles, donde vimos el Cristo Velato, el Duomo de San Gennaro y San Maradona, el barrio español, iglesias, museos y el puerto. Sorprende que, en una ciudad costera, no se pueda disfrutar de sus playas debido a la contaminación. 

La convivencia entre los miembros del grupo fue excelente, tanto para quienes ya se conocían como para los nuevos amigos. Gracias a Manuel Adame, de Vigo, y su impecable italiano, no nos perdimos nada. ¡Grazie mille, Manuel!

Espero que podamos realizar más viajes de este tipo en el futuro, fomentando el hermanamiento con Italia y profundizando nuestro conocimiento sobre los proyectos que financiamos.

Ha sido una experiencia inolvidable que esperamos puedan repetir otras personas socias del banco.